17 de agosto de 1761
9 de junio de 1834
Fue un misionero inglés y ministro bautista de la Sociedad Misionera Bautista, traductor, reformador social y antropólogo cultural que fundó el Serampore College y la Serampore University, la primera universidad que otorga títulos en la India conocido como el padre de las misiones modernas.
Fue a Calcuta (Kolkata) en 1793, pero fue obligado a abandonar el territorio indio británico por misioneros cristianos no bautistas. Se unió a los misioneros bautistas en la colonia danesa de Frederiksnagar en Serampore. Una de sus primeras contribuciones fue iniciar escuelas para niños empobrecidos donde se les enseñaba a leer, escribir, contabilidad y cristianismo. Abrió la primera universidad teológica en Serampore que ofrecía títulos de teología, e hizo campaña para poner fin a la práctica de sati.
Carey es conocido como el "padre de las misiones modernas". Su ensayo, Una investigación sobre las obligaciones de los cristianos de utilizar medios para la conversión de los paganos, condujo a la fundación de la Sociedad Misionera Bautista. La Sociedad Asiática elogió a Carey por «sus eminentes servicios al abrir las tiendas de literatura india al conocimiento de Europa y por su amplio conocimiento de la ciencia, la historia natural y la botánica de este país y sus útiles contribuciones, en cada rama».
Tradujo el clásico hindú, el Ramayana, al inglés y la Biblia al bengalí, oriya, asamés, marathi, hindi y sánscrito. William Carey ha sido llamado reformador e ilustre misionero cristiano.
Biografía
Carey sirvió durante cuarenta años evangelizando, fundando escuelas y traduciendo la Biblia a diferentes lenguas del país. Se le considera como uno de los grandes del evangelismo y misiones modernas. Desarrolló un plan de misiones y animó a muchos a integrarse a dicho trabajo.
Antes de salir de Inglaterra fue pastor bautista. Dedicó mucho tiempo a la lectura y a los idiomas. A los 21 años de edad ya dominaba el latín, el griego, el hebreo y el italiano, e iniciaba con el danés y el francés.
Un día, en un momento de quietud en su trabajo (vendiendo zapatos), escuchó el llamado de Dios. Escuchó: «si el deber de todo hombre es escuchar el evangelio… entonces, es el deber de aquellos a los que se les ha encomendado con el evangelio es aspirar a llevarlo a todas las naciones» y él susurró: «Heme aquí, envíame a mí».
En ese tiempo no había agencias misioneras, ni siquiera interés en el tema de misiones. Sin embargo, persistió en que “debíamos ir”. Leyendo y buscando, entendió la necesidad de muchos de conocer de Cristo y la distancia y la hostilidad de la India contra los misioneros no lo detuvo.
En 1793, él y su familia (su esposa Dorothy y dos hijos en ese momento) fueron a la India. Luego de un viaje de cinco meses en barco llegaron al país.
Su inicio no fue fácil, comenzando por el viaje, mismo en el cual vivió una tormenta muy fuerte, y luego enfermedades y hambrunas. Su ministerio no fue fácil. Sin embargo, sabía que Dios le había llamado y fue persistente en la evangelización en medio de la idolatría y de la indiferencia. Pasó años de trabajar sin ver fruto (ni un convertido hindú en siete años), deudas, deterioro mental de su esposa, muerte; solo por la gracia de Dios, Carey persistía en el llamado de Cristo. Fue quien dijo la famosa frase: «Espera grandes cosas de Dios e intenta grandes cosas para Dios».
Entre las cosas que vivió y enfrentó fue la división por castas. Esta división social tan marcada le dolía en el corazón y la consideraba inútil ante los ojos de Dios. Expresaba en sus cartas su dolor y su opinión al respecto.
Otra cosa que le molestaba, y por la que se pronunció con fuerza, era la tradición de quemar vivas a las viudas en el entierro del esposo. Conmovido por esto, le imploró al Gobernador inglés que prohibiera esa horrible acción. Por alguna razón, la costumbre no se canceló, sino hasta 1828, cuando William Bentinck fue constituido Gobernador General. Uno de sus primeras acciones fue detener este cruel acto. En diciembre de 1829 se firmó el edicto y Carey tuvo el privilegio de traducirlo al bengalí.
La idolatría en la India: en sus cartas hablaba de los muchos dioses y ritos que vio. En las calles hacían altares grandes, con sus ídolos y llevaban sus ofrendas de comida y flores, junto a música que él catalogaba como "horrible". Estos ritos se prestaban para enriquecer más a los ricos (que eran los que "ponían el altar") y los pobres eran los que llevaban las ofrendas.
Afirma que abiertamente «les hablaba de lo malo de los ídolos, y de la insensatez de adorarlos, de la verdadera naturaleza de Dios, y del camino de salvación por Cristo». En una ocasión tuvo la oportunidad de ver a un hombre de la casta alta muy interesado y persuadido. La multitud le gritaba a este hombre que callara a Carey (porque por posición social debía hacerlo), pero no pudo. Se quedó callado y perplejo.
Otro ritual que presenció muchas veces, y del que hablaba en contra era el ritual de arrojar a niños pequeños al río como sacrificio a los dioses.
Predicó por muchos lugares de la India. Fue a zonas aisladas, llenas de animales salvajes. Comentaba que a veces caminaba por kilómetros, y al llegar, debía hacer a un lado el cansancio para compartir de Cristo. En medio de serpientes, a veces tigres (a los que sí temía) y chacales, sus pies recorrieron muchos lugares y por años, no vio ni un convertido.
1800 fue un año de cambio para Carey. Un año de cosecha: se bautizó el primer convertido hindú y se logró imprimir el Nuevo Testamento a Bengalí. El primer ejemplar lo pusieron en la mesa principal de la iglesia (donde se ponía la Santa Cena) y se realizó un culto de acción de gracias por haber concluido esta obra.
Con el nuevo testamento hecho, el siguiente paso sería enseñarle a la gente a leerlo y en poco tiempo, él y el equipo misionero que había logrado establecer, tenían aproximadamente cien escuelas en Bengalí. Como misionero, demostró un gran amor por la gente y perseverancia en la predicación del evangelio. Murió siendo muy pobre, a pesar de grandes donaciones que recibió, pero no se las gastó para él. Siempre invirtió esos dineros en la obra misionera.