La iglesia del advenimiento
La gran doctrina apostólica de la segunda venida de Cristo, el reavivamiento del interés en este suceso por los reformadores y las señales que indicaban su proximidad establecieron la base de la predicación de la segunda venida de Cristo muy a principios del siglo 19. La labor de Guillermo Miller fue de primera importancia en este
movimiento. Hubo hombres en distintos países que se levantaron para predicar la segunda venida de Cristo. Su venida a la tierra por segunda vez, como Rey de Reyes, fue vaticinada por los profetas de la iglesia del Antiguo Testamento, y este llegó a ser un tema recurrente en la iglesia del Nuevo Testamento.. A través de los siglos de persecución y martirio, la esperanza del regreso de Cristo fortaleció a los cristianos de la iglesia de la Edad Media. Los reformadores creyeron las profecías de este suceso y registraron su certidumbre de que no pasaría mucho tiempo antes que Jesús volviera a esta tierra. Ahora vemos que su segunda venida se convirtió en el tema dominante en muchas partes de la iglesia cristiana y fue responsable de un gran despertar religioso.
Heraldos del mensaje del segundo advenimiento (1755-1843)
1. Tres señales espectaculares
Tres señales espectaculares ocurridas en el mundo natural en 1755, 1780 y 1833, señalaron en forma dramática la venida del Señor. La primera de ellas se conoce como el terremoto de Lisboa, aunque se extendió a amplias zonas de Europa y África. Se sintió tan al norte como Suecia y Noruega, tan al oeste como en Groenlandia, América del Norte y las Antillas. En total, cubrió una región de más de cuatro millones de millas cuadradas. Muchas personas corrían de un lado para otro gritando " i Llegó el fin del mundo! ¡Llegó el fin del mundo!" El terremoto de 1755 cumplió la profecía de la apertura del sexto sello registrada en Apocalipsis 6:12, 13.
Veinticinco años después de este terremoto, se oscureció el sol. Jesús' predijo este suceso en el Monte de los Olivos cuando dijo a sus discípulos "Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor" (Mar. 13:24). El período de 1260 años al cual se refería como "aquellos días" terminó en 1798, pero la persecución, de acuerdo al plan de Dios, fue acortada por la reforma protestante. No obstante, de acuerdo con la profecía, el Día Oscuro tendría que suceder antes de 1798. Esto se cumplió exactamente el Día Oscuro que tuvo lugar el 19 de mayo de 1780.
Un médico que ese día estaba visitando pacientes, dijo que no podía ver el pañuelo blanco de su bolsillo colocado frente a sus ojos. La oscuridad era tan gruesa que se podía palpar. Este fenómeno silencioso tuvo un efecto solemne en hombres, mujeres y niños. Las iglesias se abrieron, se celebraron reuniones de oración, la gente creyó que había llegado el día del juicio final. Después de media noche, desapareció la oscuridad y salió la luna que tenía la apariencia de sangre.
Jesús también predijo que las estrellas caerían del cielo. Esta fue otra señal en los cielos dada para que todos pudieran observarla. De acuerdo al profeta Juan, las estrellas caerían del cielo en todas direcciones "Como la higuera deja caer sus higos" (Apoc. 6:13). Este suceso tuvo lugar el 13 de noviembre de 1833, dos años después que Guillermo Miller empezó a predicar la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.
Estas tres señales espectaculares en el mundo natural fueron ordenadas por Dios para llamar la atención de hombres y mujeres a la verdad de la proximidad del fin del mundo. Estas señales han dado gran ímpetu a la predicación de la doctrina del advenimiento.
2. Tres ángeles especiales
Cuando el gran reloj de Dios señaló la hora de dar el último mensaje de advertencia a un mundo que perece, el suceso fue simbolizado por tres poderosos ángeles. Dios podía haber enviado se-res celestiales en persona a esta tierra, rodeados de esplendor deslumbrante, para proclamar el mensaje desde las cumbres de las montañas, pero este no es su plan. A los miembros de la iglesia de Dios en nuestra época se les ha confiado el mensaje y el Espíritu Santo concede el poder de proclamar estos mensajes al mundo. « Estos mensajes contienen muchas doctrinas, pero se pueden resumir como sigue: El mensaje del primer ángel pide al hombre que sea leal a Dios, Creador de los cielos y la tierra, y advierte que la hora del juicio ha llegado. El mensaje del segundo ángel declara que la Babilonia espiritual ha caído. El mensaje del tercer ángel advierte a hombres y mujeres que viven en la época de la iglesia remanente contra el peligro de recibir la marca de la bestia. Los libros de Daniel y Apocalipsis tienen un significado especial para el último período de la historia del mundo y los que viven * en estos tiempos deben estudiarlos con detenimiento. Los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14 hacen un resumen de algunas de las enseñanzas especiales de los libros de Daniel y Apocalipsis. Ellas deben ser proclamadas por los miembros de la iglesia remanente para que los que vivan en los últimos días puedan decidirse por la verdad y no ser atrapados en las decepciones de la tradición.
3. Embajadores adventistas en Estados Unidos
a. Guillermo Miller (1782-1849)
En la primera mitad del siglo diecinueve, Guillermo Miller fue el predicador más destacado de la segunda venida de Cristo. Siendo el mayor de 16 hermanos, Miller no pudo recibir lo que se llama una buena educación escolar, pero su curiosidad y deseo de conocimiento lo condujo a estudiar por sí mismo. Más tarde, debido a su asociación con incrédulos en los círculos políticos se convirtió en deísta, aunque no estuvo completamente persuadido y siguió teniendo cierta fe en la Biblia. En forma más bien milagrosa, cambió del deísmo a una fe completa en Dios y en la Biblia, pero fue desafiado por su amigos deístas en cuanto a su constante fe en la Biblia. Con el fin de vindicar su nueva fe, estudio durante años y durante ese tiempo, se convenció de la cercanía del advenimiento.
De 1816 a 1831 siguió estudiando y cada vez se convencía más de que debía contar a otros acerca de sus descubrimientos tan * importantes y destacados. Teniendo casi cincuenta años de edad y sin ninguna preparación en el arte de hablar en público, resistía el impulso de declarar lo que había aprendido. No obstante, prometió a Dios que predicaría si le llegaba la oportunidad. Llegó el mes de agosto de 1831. Un sábado por la mañana, mientras estaba estudiando en su finca, cerca de la frontera entre los estados de Nueva York y Vermont, Guillermo Miller fue informado por su sobrino (Irving Guilford) de que el ministro de la Iglesia Bautista del lugar se había ¡do. El padre de Irving pidió entonces a Miller que fuera y predicara en el culto del domingo sobre el tema de la segunda venida de Cristo.
De este comienzo, Guillermo Miller siguió predicando en las zonas rurales alrededor de su casa. La gente acudía a escucharlo de todos los distritos y le llovían las invitaciones para predicar.
El predicó acerca de las señales de la segunda venida y se refirió a la señal ya cumplida del Día Oscuro, el 19 de mayo de 1780. Su obra fue respaldada por la caída de las estrellas el 13 de noviembre de 1833. Su amistad con Josué V. Himes, de Boston, le abrió la oportunidad de ser invitado a predicar en las ciudades. Así empezó a predicar en Nueva York en 1840 y se estima que unas 50,000 personas aceptaron sus enseñanzas.
Miller estudió la profecía de los 2300 días de Daniel 8 y 9 y se convenció de que la purificación del santuario era la purificación de la tierra por medio del fuego a la segunda venida de Cristo. V Aunque habló mucho acerca de la segunda venida, no fue sino hasta fines de 1844 que aceptó una fecha definida. Pero en enero de 1843, dijo que Cristo vendría entre marzo de 1843 y marzo de 1844.
Cuando Guillermo Miller y otros empezaron a predicar las profecías, los dirigentes de las iglesias se empezaron a disgustar. A fines de 1843 y durante 1844, muchos creyentes en el advenimiento fueron desfraternizados de las iglesias que ellos seguían amando y querían ayudar. Entre ellos se encontraba Robert Har-mon (padre de Elena White) y su familia. La oposición se hizo más enérgica y en 1844, era evidente que las iglesias populares habían rechazado el mensaje del primer ángel, como lo habían predicho los predicadores del advenimiento.
Cuando pasaron los años 1843 y 1844 y Jesús no vino, la fe de Guillermo Miller no se sintió conmovida. El siguió predicando el segundo advenimiento. Su ministerio público terminó en 1845 y murió cuatro años más tarde. Durante toda su vida Miller fue un líder en la obra de Dios y un estudiante inteligente de la Biblia, pero no alcanzó a ver la verdad del sábado.
En diez años Guillermo Miller predicó más de 3,000 veces en cerca de mil lugares diferentes. En 1848, este obrero veterano se quedó ciego. Al año siguiente murió, confiando en la esperanza del regreso del Salvador. El recibía poco dinero de su trabajo, pero su nombre es inseparable del movimiento adventista; él fue el líder del movimiento del cual hoy nosotros formamos parte.
Hacia fines de 1842, Miller dio a conocer al mundo su credo, que mayormente representa la fe de todos los creyentes adventistas. Ese credo está expresado en la forma siguiente:
Guillermo Miller ha sido llamado correctamente "la estrella de la mañana del movimiento adventista", porque:
(a) Recomendó la obra de predicar el mensaje del primer ángel
(b) Proclamó el Evangelio con tal fuerza y fervor que la obra adventista primitiva fue conocida por algunos años como "milerismo" y sus seguidores fueron llamados "mileristas".
b. Josué V. Himes (1805-1895)
Josué V. Himes es considerado como el segundo predicador destacado fiel adventismo en los Estados Unidos. Nació en Rhode Is-land y su padre quería que fuera ministro de la Iglesia Episcopal, pero problemas financieros hicieron necesario que Josué se convirtiera en aprendiz de fabricante de gabinetes. No obstante, su interés en la iglesia aumentó y a los 22 años entro al ministerio en el pueblo de Boston.
Himes y Miller se conocieron en New Hampshire en 1839. Josué quedó tan impresionado con los sermones de Miller que lo invitó a hablar en su iglesia de Boston. Los dos hombres se convirtieron en colaboradores de la proclamación de la esperanza del advenimiento en los Estados Unidos.
Después de escuchar a Miller, Himes lo confrontó con la pregunta: "¿Cree usted esta doctrina en serio?" Miller le respondió-, Sí". Himes preguntó de nuevo: "¿Qué está haciendo usted para esparcirla en todo el mundo?" Miller le aseguró a Himes que estaba haciendo todo lo que podía dentro de sus limitadas posibilidades. Himes no le discutió esto, pero insistió en que el mensaje apenas era conocido en la nación. A esto Miller replicó: "¿Qué puede ha¬cer un viejo campesino? Nunca he hablado en público. Estoy solo. Aunque he trabajado mucho y visto a muchas personas convertidas a Dios y a la verdad, aún así nadie parece captar el objetivo y el espíritu de mi misión, al punto de rendirme mucha ayuda. Ellos quieren que yo predique y confirme sus iglesias, y allí termina todo con la mayoría de los pastores hasta ahora. He estado buscando ayuda. Necesito que me ayuden".
Para Josué Himes, que ya había aceptado los puntos de vista de Miller, había una sola cosa que hacer. El le respondió: "Yo me pongo a mí mismo, a mi familia, a la sociedad, mi reputación, todo, en el altar de Dios para ayudarlo hasta lo último de mis facultades, hasta el fin".
Josué V. Himes empezó a publicar la revista Signs of the Times (Señales de los Tiempos) en Boston en 1840. También se empezaron a publicar otras revistas adventistas, entre ellas, The Mid-night Cry (El Clamor de Medianoche), que llegó a tener una edición diaria de diez mil ejemplares. Esto siguió así en Nueva York por cuatro semanas y entonces la revista empezó a salir una vez a la semana. Los campestres a los cuales asistían miles de personas, hicieron mucho por esparcir el mensaje.
Himes tenía un carácter extraordinario, era un líder enérgico, un promotor valiente y un organizador del movimiento milerista . Su contribución al producir el primer periódico sobre la segunda venida de Cristo (Signs of the Times), hizo muchísimo por la proclamación del advenimiento en Estados Unidos. Su carrera después de 1850 no es impresionante, porque él no se unió al grupo de los Adventistas del Séptimo Día después del chasco. Pero mantuvo su interés en el mensaje adventista hasta su muerte en 1895.
c. Josías Litch
Unos de los primeros ministros protestantes que aceptó el mensaje del advenimiento y lo predicó fue Josías Litch. Josías se convirtió al cristianismo a los 17 años, se unió a la Iglesia Metodista y llegó a ser pastor. En 1838 leyó un libro escrito por Guillermo Miller. El tenía dudas de las enseñanzas de Miller y cuando empezó a leer el libro, pensó que en pocos minutos encontraría los errores. Pero luego confesó: "Antes de terminar el libro me sentí satisfecho de que los argumentos eran tan claros y tan bíblicos que era imposible desaprobar la posición que el señor Miller había logrado establecer".
Josías Litch tuvo una lucha tremenda para hacer lo que él sabía que era correcto. Pero en poco tiempo se unió a los predicadores del advenimiento.
Litch publicó un folleto de 48 páginas sobre la segunda venida. Se unió a Guillermo Miller y a Josué Himes en la predicación en campañas de evangelización. También llegó a ser miembro del personal directivo del periódico adventista Signs of the Times.
d. Carlos Fitch
Charles Fitch era pastor de la Iglesia Congregacionalista de Boston cuando estudió las conferencias impresas de Guillermo Miller y empezó a predicar el mensaje del advenimiento.
Charles Fitch contribuyó de cuatro maneras a proclamar el mensaje del advenimiento en Estados Unidos:
(a) Predicador. Como predicador fue un orador muy popular y su tema central era "Prepárate para encontrarte con tu Dios". De él se ha dicho que "entre todos los que predicaron y enseñaron en Estados Unidos el mensaje de la segunda venida de Cristo, quizás ninguno fue tan amplia y profundamente amado como Charles Fitch".
(b) Escritor. Como escritor publicó la revista The Second Advent of Christ, (La Segunda Venida de Cristo), que llegó a tener amplia circulación. De esa manera muchos que no podían asistir a sus reuniones recibieron la verdad.
(c) Autor de Himnos. Como autor, su intenso amor por el mensaje del advenimiento se revela en sus himnos.
(d) Dibujante. En 1842, Fitch y un ayudante diseñaron el famoso diagrama profético de 1843.
Dos incidentes revelan la sinceridad y vigor de Fitch en la predicación del mensaje de un Salvador próximo a venir:
En una reunión había muchos que estaban respondiendo al llamado de aceptar al Señor. Desgraciadamente, un hombre dio un traspiés y se cayó por las gradas. La risa del auditorio fue frenada inmediatamente por las palabras de Fitch: " ¡No importa, hermano! Es mejor llegar al cielo a gatas que al infierno caminando derecho".
Con una temperatura cada vez más fría en octubre de 1844, Fitch había acabado de bautizar un grupo de personas, cuando llegaron varios más pidiendo el bautismo. Después llegó un tercer grupo, a quienes también bautizó. Tanto rato con la ropa mojada resulto demasiado y el resfriado que cogió se convirtió en neumonía. El 14 de octubre de 1844, sólo pocos días antes del día 22,fecha acerca de la cual había predicado tan fervientemente, murió.
e. George Storrs, Silvestre Bliss y S. S. Snow
George Storrs y Sylvester Bliss fueron líderes mileristas bastante destacados. Bliss se recuerda por sus memorias de Guillermo Miller y su asociación con Josué Himes. También perteneció al personal directivo de The Signs of the Times.
S.S. Snow, otro dirigente milerista, declaró desde el principio que los 2300 años de la profecía de Daniel 8:14 terminarían en el otoño del año 1844, en lugar de la primavera.
4. Embajadores del mensaje del advenimiento en otros países
El movimiento del advenimiento comenzó al mismo tiempo, Tanto en el continente europeo como en el americano, mientras hombres de Dios eran conducidos a estudiar las profecías de la Biblia. Fue providencial que cristianos de distintos países estudiaran las Escrituras y llegaran al convencimiento de que Jesús vendría pronto. En este capítulo consideraremos algunos de los predicadores del advenimiento en países europeos y en otros continentes.
a. José Wolff
Al mismo tiempo que, en los Estados Unidos de Norteamérica, Guillermo Miller estudiaba las profecías y sentía que debía predicar el mensaje del primer ángel, José Wolff lo hacía en Europa. De 1821 a 1845 viajó por África, Siria, Persia, la India, la isla de Santa Elena y los Estados Unidos de Norteamérica donde, en 1837, predicó en Nueva York y muchas otras grandes ciudades.
José Wolff, considerado como uno de los estudiantes de idiomas y misionero ambulante más notable del mundo, llegó a ser conocido como "el misionero a todo el mundo". Nació en Babaria, hijo de un rabí judío. A los once años salió de su casa en busca de una educación para llegar a ser misionero. Fue bautizado en la iglesia católica romana, pero muy pronto desafió la autoridad de la iglesia en doctrinas y dogmas.
Woff hablaba 14 idiomas y visitó a gobernantes de muchos países. Sus viajes en Asia y África implicaron muchos peligros y escapadas milagrosas. Fue golpeado, le hicieron pasar hambre y lo vendieron como esclavo. Tres veces fue condenado a muerte. Pero a pesar de todas estas vicisitudes y muchas enfermedades, él llevaba su Biblia y anunciaba a muchas razas el próximo reino del Mesías. Fue un gran predicador del segundo advenimiento y aprovechó cada oportunidad para dar el mensaje del juicio inminente, llamando a hombres y mujeres al arrepentimiento.
b. Johann A. Bengel
Bengel, ministro luterano, predicó la segunda venida en Alemania antes de Wolff o Miller. El creía en la libertad religiosa y preparó a jóvenes para el ministerio. Pero su gran influencia en cuanto a la segunda venida la ejerció por medio de sus libros que fueron leídos hasta en Rusia.
c. Eduardo Irving
Fue un destacado predicador adventista en las Islas Británicas. Poco después de llegar a ser pastor de la iglesia de Escocia empezó a estudiar las profecías y prestó especial atención a las señales de la segunda venida. Un clérigo de París, que lo escuchó predicar le envió una copia del libro de Lacunza, La venida del Mesías en gloria y majestad. Irving se sintió cautivado por el mensaje de la pronta venida y continuó predicándolo con fervor.
d. Enrique Drummond
Enrique Drummond, banquero inglés y miembro del parlamento, dedicó su vida al servicio cristiano. Durante varios años ocupó parte de su tiempo para dictar anualmente una serie de cinco conferencias proféticas en las que estudiaban los libros de Daniel y Apocalipsis. A ellas asistían unos 20 ministros de distintas denominaciones religiosas, entre ellos, José Wolff. Estas conferencias proféticas añadieron gran interés a la pre-dicación del mensaje del primer ángel tanto en Inglaterra como en otras partes del mundo.
e. Roberto Winter
Roberto Winter escuchó el mensaje del segundo advenimiento al asistir a unas reuniones campestres, durante su visita a los Estados Unidos. En 1842 regresó a Inglaterra donde se dedicó de todo corazón a predicar la inminencia del advenimiento. En sus frecuentes cartas a sus amigos de los Estados Unidos les contaba sus progresos. En una de ellas decía: "Predico en las calles con el diagrama profético sujeto a una vara... Nuestros libros vuelan y están produciendo una gran conmoción en esta enorme ciudad". Dios bendijo sus humildes esfuerzos con el bautismo de varios miles de conversos.
f. Horacio Bonar y Geroge Müller
Entre los predicadores del mensaje del advenimiento en Inglaterra, se encontraba Horacio Bonar, el bien conocido autor de himnos, y Jorge Müller, director del famoso orfanato de Bristol.
g. Los niños predicadores
Para anunciar la segunda venida, Dios usó también a los niños, especialmente en Suecia. Allí sólo podían predicar los que eran ministros de la iglesia del estado y cuando el mensaje del advenimiento llegó a Suecia a principios de 1840, los clérigos del estado rehusaron predicar la segunda venida. Entonces niños y jóvenes, algunos de los cuales todavía no sabían leer, predicaron el mensaje de la hora del juicio y las profecías concernientes al regreso de Jesús.
Las autoridades hicieron todo lo posible por impedir que los jóvenes siguieran predicando, pero no pudieron. Las acusaciones de locura y enfermedades físicas también probaron ser inútiles. Hubo muchos arrestos; algunos hasta fueron golpeados. Dos oradores jovencitos, Ole Boquist y Erik Walbon, defendieron su fe en la Biblia y finalmente fueron puestos en libertad por orden del rey. Ellos siguieron predicando el advenimiento hasta 1844.
h. Manuel de Lacunza
Manuel de Lacunza, sacerdote jesuíta, llamó la atención a las profecías de Daniel y Apocalipsis. Nació en Chile, pero cuando se decretó la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas, se exilió primero en España y después en Italia. No se sentía satisfecho con la interpretación católica de las profecías, de modo que estudió por sí mismo la Biblia. Lacunza fue un extraordinario heraldo del advenimiento dentro de la Iglesia Católica. Sus investigaciones lo llevaron a escribir un libro, al que tituló: "La venida del Mesías en gloria y majestad". Naturalmente, hubiera sido una imprudencia usar su verdadero nombre como autor del libro, de modo que lo publicó bajo el seudónimo de Juan Josafat Ben-Ezra, hebreo-cristiano. A pesar de su laboriosa duplicación, ya que las copias eran hechas a mano, este libro circuló ampliamente y fue traducido al latín y al italiano, además de la edición en inglés hecha por Irving. De este modo, el libro de Lacunza se dio a conocer en Europa e influyó en los que lo leyeron despertando en ellos el deseo de investigar más lo concerniente a la segunda venida de Cristo.
i. H. Hentzepeter
En Holanda, H. Heintzpeter, director del museo real, tuvo un sueño en el que vio que la venida de Cristo estaba cerca. El lo contó gozosamente a sus amigos usando varios textos bíblicos para probar su afirmación. Entre los años 1830 y 1842, escribió varios folletos sobre el tema "Un Gran Suceso Mundial", en los cuales explicaba en forma bastante independiente la luz que había recibido. El conocimiento de las doctrinas de Guillermo Miller no le llegó hasta doce años después de haber empezado a publicar esos folletos.
j. Luis Gaussen
El mensaje del primer ángel fue proclamado en Francia y Suiza por Luis Gaussen, natural de Ginebra, Suiza. Se interesó particularmente en estudiar las profecías cuando era ya pastor de una iglesia evangélica. Declaró que las profecías eran la clave de la historia mundial y, al estudiar en forma combinada, la historia y las profecías, se convenció de que el fin del mundo estaba cerca. ¿Pero cómo podía hacerlo público? Los pastores sostenían en aquel tiempo que no se podían comprender las profecías de Daniel, y sabía que no aceptarían su descubrimiento. Finalmente decidió comenzar con los niños. Su plan tuvo éxito, porque las personas mayores acudían a sus conferencias por cientos, algunos incluso de países extranjeros.